Ser galeno es una expresión que todavía se utiliza no solo en el lenguaje de la medicina, sino también entre el público general. Pero también es verdad que cada vez somos menos los que la conocemos, ya que se ha quedado un poco antigua. ¿Sabes qué significa? A continuación te explicamos su sentido.

Su origen es un precursor de la medicina

Efectivamente, galeno, que hoy en día es un sinónimo más culto y arcaico de médico, se escribía solo con mayúscula en el año 129. Ten en cuenta que por entonces se trataba del nombre propio que originará el posterior concepto con minúscula. Nos referimos a Galeno de Pérgamo, todo un pionero de la medicina.

El contexto en el que creció Galeno

Fue un pionero, aunque no el fundador. Ese otro honor corresponde a quien el mismo Galeno consideraba su antecesor y referencia de conocimiento, el griego Hipócrates. Pero trasladémonos a la época de Galeno e intentemos contextualizarla, ya que no podemos interpretarla mediante todas las claves actuales.

En primer lugar, te interesará saber que Galeno nació en la actual Bergama, que se encuentra en la Turquía de hoy en día. Sin embargo, cuando él nació, dicha ciudad, entonces Pérgamo, llevaba tres años conquistada por el Imperio Romano. Tres años antes Bergama pertenecía a la Hélade, es decir, formaba parte del Imperio Heleno (un territorio que comprendía la actual Grecia y sus expansiones territoriales de aquellos tiempos).

Por su parte, el Imperio Romano era entonces la mayor potencia política y militar de la época. Abarcaba un vasto territorio y sus dirigentes tenían una visión práctica de las tierras que dominaban, puesto que consideraban que su control sobre ellas duraría siglos. Vivir bajo la jurisdicción del Imperio Romano multiplicó las posibilidades de aumentar sus conocimientos y propagarlos entre la población, pero eso vendría después. Esta circunstancia resultó propicia para su formación y fama, de la misma manera que lo fue haber nacido en una familia adinerada. Se trataba, por lo tanto, de uno de los escasos perfiles que gozaban de ese privilegio, lo que le permitió dedicarse a tiempo completo a las disciplinas médicas.

En las siguientes líneas te contamos cuáles fueron los avances que consiguió nuestro protagonista para el sector médico. Te sorprenderá saber que muchos de ellos aún forman parte del acervo común de los facultativos. Toma nota de ellos.

Los estudios de anatomía los convierten en un revolucionario de la medicina

Galeno va a lograr mejorar los conocimientos que había legado el padre fundador de la medicina, Hipócrates. Un personaje ilustre, entre otras cosas, por su famoso juramento, el cual incluso ha llegado hasta nuestros días. Galeno bebe de sus teorías, pero supera la descripción de hechos del pionero griego. Asimismo, no considera, como sí lo hacía Hipócrates, que los cambios en las naturalezas de los humores tuvieran tanto que ver en la formación de las enfermedades.

Los descubrimientos del natural de Pérgamo concedían, en este sentido, una mayor importancia al estudio del pulso y de la circulación de la sangre. Respecto a esta última, ya informó de que suponía el contenido de las arterias. Recuerda que por entonces se pensaba que estas llevaban aire. Galeno, por su parte, ya fue capaz de realizar las distinciones fundamentales entre estas y las venas.

Pero no fueron estos los únicos hallazgos de este precursor de la medicina, aunque quizás sí resultaran los más significativos. Entre otros, es responsable de divulgar aspectos hasta entonces inéditos de los nervios del cráneo, de la vejiga, del riñón, de la médula espinal o de las válvulas del corazón. También hizo relevantes averiguaciones acerca de diversas enfermedades infecciosas. Por ejemplo, fueron célebres sus enseñanzas respecto a la peste que afectó entre los años 165 y 170.

Pero ¿qué experiencias vitales resultaron claves para que Galeno diera un salto de calidad en su comprensión de la salud humana? Sin duda, los estudios de anatomía que pudo realizar cuando fue el médico que se encargaba de la salud de los gladiadores. Ya sabrás que, mientras duró el Imperio Romano, se celebraban espectáculos entre estos luchadores e incluso con fieras. Las heridas con las que acababan algunos gladiadores sus disputas eran espectaculares. Galeno, por su parte, se jactaba de haber reducido la tasa de mortalidad de los heridos al mínimo.

Como en el territorio de los romanos estaban prohibidas las autopsias, se tuvo que conformar con las vivisecciones de los animales. Por último, destacamos que fue el médico de cabecera de diversos emperadores, lo que le permitió seguir perfeccionando sus conocimientos.

Un divulgador nato

Además, Galeno no renunció a propagar sus conocimientos, los cuales fueron plenamente aceptados hasta el Renacimiento. Pese a que no nos han llegado sus obras completas, como gran polemista que fue, gustó de hacer públicas sus investigaciones.

En definitiva, ser galeno es continuar esa búsqueda de la salud del pionero nacido en Pérgamo. Si quieres disfrutar de algunas actualizaciones de la ciencia médica, ¡pide una demostración online de nuestro software!