El modelo sanitario actual está basado en el empoderamiento del paciente. Se trata de una tendencia que ha venido en parte motivada por las nuevas tecnologías, pero también por la cada vez mayor protección legal que cobran los pacientes y sus familiares.

En el pasado, el papel del paciente en cuanto a su bienestar sanitario era más bien pasivo. Todo dependía de la decisión del médico. Pero ahora existe un nuevo enfoque, donde los pacientes forman una parte más activa en las decisiones y tiene mucho más que decir sobre el cuidado de su salud.

Qué es el empoderamiento del paciente

Un paciente empoderado supone convertir a la persona en el centro del sistema sanitario. No sólo es importante tratar de curarle de cualquier patología, sino que hay que tener en cuenta sus opiniones y valores e invitarle a desempeñar un papel mucho más responsable en el mantenimiento de la salud.

Esto no significa que la opinión médica esté sujeta a la opinión del paciente; significa que la relación no es puramente jerárquica y que el paciente debe ser responsable de informarse o de tomar decisiones sobre su salud en función de los datos de los que su centro sanitario le informe.

Por ejemplo, un paciente de una clínica odontológica puede tener la posibilidad de decidir si quiere hacerse una extracción dental de una pieza, o bien hacer una endodoncia. El dentista, por su parte, sólo tiene que informarle de que son posibles ambas opciones y cuál sería su recomendación, pero la decisión última sobre la pieza la tiene el paciente.

¿Qué implica ser un paciente empoderado?

Los pacientes empoderados pueden así disfrutar de un enfoque más humano en la gestión de su salud.

Un modelo sanitario que le permite estar informado, tomar decisiones o actuar en función del consejo médico.

Estos podrían ser algunos principios o requisitos para el empoderamiento de los pacientes:

1. No soy únicamente mi estado de salud

Somos personas íntegras, con unos valores determinados, que pueden tomar decisiones sobre lo que creen que es más conveniente. Dentro del marco legal, las personas disponen de un margen para decidir o aceptar un determinado tratamiento.

2. Puedo entender qué me pasa

Podemos y debemos entender nuestro estado de salud, no simplemente delegarlo en las manos del médico. Los centros clínicos deben informarme, de manera que yo pueda entender qué tratamientos se me van a aplicar y con qué objetivo.

3. Tengo derecho a informarme por diferentes vías

Los pacientes pueden informarse por varias vías sobre su estado de salud. Tienen el derecho de pedir una segunda opinión médica, o de acudir a otro profesional, o incluso de comparar precios entre clínicas.

El paciente empoderado puede además hacer preguntas a los profesionales sanitarios, de modo que pueda estar mejor informado. Incluso, tiene derecho a buscar información sobre su salud en Internet, lo que no quiere decir que eso pueda ser equivalente a un diagnóstico profesional sobre su caso específico. Recuerda la importancia de la precaución en el auto-diagnóstico por Internet.

4. Tengo autonomía

El paciente tiene la posibilidad de tomar decisiones, ya que él es al fin y al cabo la persona que va a recibir un tratamiento. Esa autonomía implica también una responsabilidad sobre su salud, ya que él es el primero que debe cumplir con las recomendaciones de su médico.

Esa autonomía no significa, sin embargo, que pueda forzar al centro de salud a que se le administre lo que él desee, si ello va a en contra del criterio médico, ya que el personal sanitario también tiene sus derechos.

En esta línea, los centros sanitarios y clínicas, tanto públicas como privadas, deben asumir la parte que les corresponde para facilitar que los pacientes puedan disponer de una mejor comunicación con los profesionales médicos, por ejemplo a través de las nuevas tecnologías como la telemedicina.

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